Hace más de 40 años, Samuel Pinedo Brugés, un periodista y concejal de la ciudad, dijo que había que fortalecer la educación para impedir que las niñas terminaran convertidas en mercancía para el consumo de los turistas. Sus palabras fueron desatendidas y su visión premonitoria. La captura de Liliana Campos Puello, conocida como "La Madame", a quien se acusa de encabezar una red de proxenetismo y trata de blancas, le terminó dando la razón al concejal Pinedo. El caso judicial rápidamente se convirtió en noticia, y la noticia en chisme. En un segundo plano quedaron los detalles escabrosos del tema, y en las redes circulan infinidades de memes, y fotografías de "La Madame" en sus mejores poses. De cierta forma, los locales han naturalizado el problema, y parecen consentirlo o tolerarlo como irremediable. Para nadie es un secreto que Cartagena se convirtió en una meca del turismo sexual. Basta con caminar las calles del Centro Histórico para dimensionar el alcance de esa realidad. La plaza contigua a la Torre del Reloj, a pocos metros de la Alcaldía Distrital, se ha convertido en un "mercado persa" donde se comercian cuerpos en vez de baratijas. Desde las 9 de la noche el sitio parece un muladar por donde desfilan proxenetas, prostitutas, expendedores de droga, y extranjeros. Todo a la vista de las autoridades y de los transeúntes.