La Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL) convocó esta apostasía colectiva mientras el Senado de ese país votaba la legalización del aborto. Mientras el Senado de Argentina debatía sobre la legalización del aborto —proyecto que rechazaron los legisladores—, en las calles miles de ciudadanos escenificaron una de las mayores protestas del pasado 8 de agosto. Hombres y mujeres que se manifestaban a favor de esa iniciativa hicieron una larga fila y llenaron formularios para renunciar a la Iglesia católica.
La Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL) convocó esa apostasía colectiva para quienes fueron bautizados y ya no se sienten representados por esa institución.
"Queremos que se sinceren los números de fieles. La Iglesia usa el número de bautizados para reclamar privilegios del Estado. Ya ves que la mesa está llena de gente", sonríe Marcela Brusa, abrigada con una campera que tiene estampadas las banderas del Vaticano y la Argentina separadas por un rayo rojo.
"La religión es un chamuyo. Una forma de dominar y manipular. ¿Qué es la Fe? Me enoja la injerencia de la Iglesia católica en el aborto. Tienen abusos y no lo dicen. Son impunes, y están respaldados por el Estado", comentó Camila, que recuerda cuando a los ocho años le preguntó a su papá pastor por qué las mujeres no podían ser ella también y la respuesta, que jamás olvidó, fue: "Las mujeres están en el coro o son maestras".
Fernando Lozada, integrante de CAEL, explicó a Página 12 que "para quien no está representado por la Iglesia [católica] es un acto de desafiliación tal como si, a una edad temprana, nos hubiesen anotado en un club o en un partido político con el que no coincidimos".
En un comunicado previo, esa coalición señaló que la separación entre religión y Estado "es fundamental" para que todos los ciudadanos tengan "un piso de igualdad" sin importar "las creencias y convicciones que puedan tener".